El príncipe azul nunca apareció, y entre nosotros, fue lo mejor que me pudo pasar.
Dicen que destiñe en el primer lavado y se arregla más el pelo que una. Además… yo no soy taaan princesa que digamos.
Pero paso algo mucho mejor, apareció el… Por fin apareció El.
Tardo como 24 años y medio en llegar y aunque él no se dio cuenta en el momento en que nos conocimos, yo lo reconocí al toque. Como no reconocerlo si yo lo invente!!
Vi su sonrisa y lo supe. En ese momento supe que esa persona existía. Sentí como el corazón quería salir de mi cuerpo, no podía estar quieta, las manos traspiraban y NI SABIA SU NOMBRE.
Ahí estaba yo, sentada frente a la computadora mirando como sonreía en esa foto y enamorándome de una persona completamente desconocida, sintiendo mariposas en la panza y no vale aclarar, que también la más boluda del mundo. (Looser J)
El destino estaba de mi lado como pasa en todas las películas que me gusta ver, y esta vez, se me tenía que dar y yo en el fondo lo sabía… aunque muchas veces era preferible alguna distracción equivocada para no animarme a jugármela por esas raras y locas vueltas que da la vida.
Así es gente… Además de naif, caprichosa y malcriada soy una pelotuda. Como me podía enamorar de un desconocido!!!
¿Y cómo termino siendo mi novio?
La historia no sé si es larga o corta, pero no la voy a contar ahora, además… es sumamente bizarra y romántica y se merece un post por aventura vivida con él.
Ahora ya no beso sapos ni salgo a buscar a mi príncipe azul. Ahora me pongo apodos con alguien de verdad, tenemos cenas súper románticas (inventadas por el vale aclarar) y hasta bailamos juntos.
Ahora me duermo con el celular en la mano después de enviarle el último mensaje y despierto con una sonrisa y leyendo su primer mensaje del día. Ahora no tengo miedo de gritarle te amo (si un poco de vergüenza pero se me está pasando con el tiempo).
Ahora camino horas y horas con alguien de la mano. Tenemos interminables charlas sobre todo y cuando nos miramos el tiempo se para y nos queda el puto mundo para los dos.
Ahora sueño despierta y tengo un compañero en cada una de las locuras que me pasan por la cabeza.
Ahora soy yo de zapatilla, despeinada y con tacos. Ahora canto y no me da vergüenza, y bailo frente al espejo y frente a todo el mundo. Ahora soy yo misma y me gusto, y soy con el cómo me sale, y le gusto, y él es el mismo conmigo, y lo amo.