Resaca, Semiótica y pelotudez diaria

Con una resaca que me esta matando de la noche anterior me propongo a resumir unos capítulos de semiótica y escribir algo para que los pocos lectores no crean que me morí aplastada por un piano o chocada por un colectivo.

Literalmente… mis amigos piensan que el casi turco es producto de mi imaginación, que me lo invente y nunca existió ya que nunca mas me lo cruce en la facu, y nadie nunca lo vio. Ya le pregunte a todo el mundo, hice descripciones, faltaba solo pegar fotos (que no tengo) del susodicho por toda la facu con un cartel de BUSCADO en rojo. Mi única testigo esta enferma así que hasta que se recupere, tengo que seguir defendiéndome de acusaciones de tener un enamorado imaginario y lo peor de todo es que me están haciendo dudar (lo abre imaginado?)

Comentario de mamá: supongamos que no lo inventaste… (cara de sarcasmo), supongamos que es real y un día vas caminando por el pasillo, te lo cruzas, se para al frente tuyo y te encara… y resulta ser un pelotudo al cuadrado, que haces???

Única respuesta posible: Mira mamá, si me lo invente yo… no puede ser un pelotudo. Y si lo es… ya tenes de que cagarte de risa el viernes cuando salgas con las chicas y se termina el tema.

 

Con respecto al Difunto… El universo esta jugando de mi lado por que no lo volvía a ver, no coincidimos mas que en una clase (a la cual falto) y en los pasillos brilla su ausencia… no se hasta que punto es bueno o malo, pero me da una tranquilidad increíble caminar por los pasillos sin que mi corazón quiera explotar.

Y con los turcos??? que puedo decir… mas allá de todas las advertencias, los mensajes y las cadenas de oración por que no me enganche con alguien de esa índole, no puedo hacer nada, me pueden y me van a seguir moviendo todo. Ojo!!! eso no quiere decir (posible señor lector) que si me aparece algún no-turco que un día me mueva el piso, que con solo mirarme haga que el mundo deje de girar,  le diga que no. Al contrario… todavía sigo esperando a mi príncipe (azul o de otro color) que haga que el corazón me explote, que me transpiren las manos, que me deje sin poder decir una palabra y con las rodillas temblando. A esta altura no se si es pelotudez, ingenuidad o exceso de cafeína… pero con 23 años todavía sigo creyendo que existe esa persona que haga que todo de vueltas…

Ya me fui de las ramas, me prepare otro café y se me seco el resaltador…